Brahmacharia

 



En los Yoga Sutras de Patanjali el Óctuple Yóguico estaría compuesto por Yama, Niyama, Asana, Pranayama, Pratiahara, Dharana, Dyana y Samadhi.

Yama estaría compuesto por Ahimsa, Satya, Asteya , Brahmacharia, Aparigrahah.


Brahmacharia 'El camino de la divinidad'


Caminar por el sendero de la Divinidad, moderación y control del deseo orientado a lo inferior. La estimulación sexual interrumpe el impulso hacia la iluminación ya que alimenta la sed de experiencias sensoriales.

Celibato. Ofrece tiempo para dedicártelo a ti misma, oportunidad de descansar y renovarte, disfrutar del sentimiento de la sexualidad sin necesidad de depender de nadie. Sin ningún lazo moral.

Protección. Descanso. Observación. Elimina el temor a la pérdida. No necesitarás demostrar tu sexualidad y tu poder a nadie. El celibato da la bienvenida al amor.

Se puede empezar con 5 minutos diarios, retirándose de la vinculación del pensamiento sexual. Descubres que el poder básico de la sexualidad se encuentra en tu interior.

Dominio de la energía no desgastándola inútilmente.

Moderación - Control - Vitalidad.

Relaciones realmente significativas, siendo la participación física una cuestión secundaria

Disfrutar sin actuar.

Concentración en la Sadhana. Brahmacharya es la intención de administrar la energía para que no sea malgastada, la intención de terminar la clase con más energía de la que tenemos al comenzar. El practicante aprende a no sobre-esforzarse y a trabajar con eficacia dependiendo del nivel de energía que tenga en ese momento. El termino kinesiológico eficacia muscular o conseguir el máximo efecto con la menor cantidad de energía es una forma de Brahmacharya. El alineamiento y la integridad son las herramientas que nos aseguran que estamos cultivando Brahmacharya en todos los aspectos de la práctica.

Lo importante es “la práctica regular” el ponerse todos los días a practicar, el poner la práctica de las diferentes técnicas del yoga como una “prioridad” en nuestro día a día. Esa práctica es lo que te lleva a la meta, y a su vez la meta es la práctica.

A través de la práctica de los diferentes asanas aprendemos a ser conscientes de diferentes sensaciones y a estar en cada una de ellas, observando, reflexionando, discriminando… los asanas pueden ser “aburridos” o “intensos”, como la vida misma, lo importante es aprender a observar lo que realmente está ocurriendo en cada situación, aprender cómo tú te relacionas contigo mismo en cada instante, ¿quieres huir? ¿quieres abandonar? o ¿quieres ir más lejos?  ¿qué te está diciendo ese deseo que ves que aflora en ti en esa situación?… observar y aprender cómo te relacionas contigo mismo y con los demás a través de las diferentes situaciones que los asanas te van presentando… observando, reflexionando y aprendiendo a crear integridad, a ser mas tu mismo, a reajustar lo que haya que reajustar y aprendiendo a encontrar en ti mismo la paz, el bienestar y la armonía. Los asanas no son en sí una meta, sino una excusa para estar presente y conectar contigo mismo.