El Mahābhārata y el Rāmāyaṇa

 

El Mahābhārata y el Rāmāyaa son las dos epopeyas del hinduismo. Recogen narraciones populares transmitidas oralmente durante generaciones, que fueron recopiladas entre los siglos IV a.C. y IV d.C. Tanto el Mahābhārata como el Rāmāyaa son textos viṣṇuítas, es decir, que consideran a Viṣṇu el Dios supremo.

 

Según sus devotos, Viṣṇu ha descendido nueve veces a la Tierra encarnándose cada vez en un avatāra («descendimiento»), siempre con el fin de restablecer el orden cósmico (dharma) que las fuerzas del mal habían desbaratado. Concretamente, el Mahābhārata narra el descendimiento de Viṣṇu en forma de Kṛṣṇa y el Rāmāyaa, en forma de Rāma.

 

El Mahābhārata, atribuido al sabio legendario Vyāsa, narra la historia del enfrentamiento entre dos clanes emparentados: los ṇḍava (descendientes de Pāṇḍu) y los kaurava (descendientes de Kuru). Esta guerra finaliza con la gran batalla de Kuruketra («el campo de los kurus»), en la que los ṇḍava acaban venciendo y recuperando el territorio que les había sido usurpado injustamente por los kaurava.

 

El Rāmāyaa, atribuido a Vālmikī, narra las hazañas del príncipe Rāma para rescatar a su esposa Sītā, que había sido raptada por el demonio Rāvaa y recluida en la isla de Lakā.

 

Estos textos épicos proporcionan mucha información acerca de la historia, las creencias populares, la mitología, la cosmovisión, los valores y muchos otros elementos de la sociedad hindú. También transmiten un enfoque particular del yoga, que parte de una espiritualidad teísta y pone énfasis en el elemento devocional, los valores éticos y el compromiso social.

 


 

 

La Bhagavadgītā

 

La Bhagavadgītā (s. II a.C.-II d.C.), también llamada simplemente Gītā, es el texto más popular del hinduismo y el más conocido en Occidente. Aunque representa solo una pequeña parte del libro VI del Mahābhārata, puede leerse de forma independiente, y para muchos es un texto sagrado. Su importancia radica en que es uno de los testimonios más antiguos del monoteísmo devocional en la India y en que introduce un nuevo enfoque en la espiritualidad hindú: la importancia de la acción desapegada (karma) y la devoción (bhakti), además del conocimiento (jñāna), en el camino que conduce a la liberación.

 

La Gītā es un excurso filosófico que se inserta en la trama narrativa del Mahābhārata en el momento crítico de la gran guerra, cuando Arjuna, el guerrero más notable de los ṇḍava, se queda paralizado en el campo de batalla al ver en las líneas enemigas a sus familiares y amigos queridos. En este momento crítico, Kṛṣṇa se le revela para convencerle de que si no lucha impedirá el cumplimiento del destino: la victoria de los ṇḍava y el restablecimiento del orden social y cósmico. Kṛṣṇa sugiere a Arjuna que puede resolver su dilema si abraza una perspectiva más amplia, que combine una perspectiva universal con una acción desapegada y responsable con los demás. Esta enseñanza recibe el nombre de karma-yoga o «yoga de la acción».

 

El karma-yoga enseña que no es la acción en sí lo que produce residuos kármicos, sino los deseos y los pensamientos egoístas que subyacen y motivan nuestras acciones.

 

En cambio, si realizamos las acciones sin deseo ni motivos egoístas, no generamos karma, purificamos la mente y nos hacemos dignos de la liberación. Practicar el karmayoga consiste en actuar según nuestra propia naturaleza y nuestros deberes sociales, pero no para el beneficio propio, sino con una actitud de servicio hacia todo aquello que nos trasciende y renunciando a los frutos de la acción.

 

En un cosmos en que todo está engarzado, cumplir con el propio deber y ser fiel a uno mismo (svadharma) significa contribuir a la armonía cósmica (dharma) y al bien común (loka-sagraha). Desde este punto de vista, el trabajo y las acciones cotidianas pueden convertirse en un culto, en una acción sagrada que reemplaza por completo los rituales religiosos. De hecho, la verdadera renuncia no consiste en renunciar al mundo y a sus placeres, sino en renunciar a los frutos de las propias acciones. Este yoga de la acción desinteresada se puede resumir del siguiente modo: «Actúa cumpliendo tus deberes sociales lo mejor que puedas, sin permitir que sea el ego y el deseo los motores de tu acción. La finalidad de tus acciones debe ser siempre el bien común de todos los seres».

 

La doctrina del karma-yoga tuvo mucho éxito en la India porque consigue reconciliar las prácticas del brahmanismo ortodoxo con la vida cotidiana de las clases populares y sus creencias teístas, poniendo al alcance de todas las personas las enseñanzas espirituales y la posibilidad de alcanzar la liberación. A la ya conocida vía espiritual de la renuncia y la meditación (jñāna-yoga), la Gītā incorporó la devoción (bhakti-yoga) y la acción desinteresada (karma-yoga), de una forma no excluyente, sino complementaria.

 

De esta forma, el yoga, como camino espiritual integral, se convirtió en un concepto flexible que toma una forma concreta según el contexto social, la etapa de la vida y el temperamento espiritual de cada persona.

 

Diccionario del Yoga Laia Villegas y Oscar Pujol